VALENCIA, 2 Feb.
Apicultores se han concentrado este jueves frente a las puertas de Les Corts bajo el lema 'SOS apicultura en riesgo de extinción' para reclamar ayudas agroambientales "aceptables" y "denunciar la insensibilidad manifiesta y la carencia de respuestas de las gestiones, singularmente por la parte de la Conselleria de Agricultura, frente a los inconvenientes de un ámbito con una suma importancia económica, popular y medioambiental" en la Comunitat Valenciana.
Algunos de los competidores se han bañado en miel a lo largo de la concentración para denunciar la "crisis de costes de ese producto a consecuencia de las masivas importaciones que proceden de terceros países". Al acabar el acto, han leído un manifiesto con sus reivindicaciones y a continuación lo han anunciado por registro de entrada dirigido a los distintos conjuntos parlamentarios y a Les Corts.
Según han detallado las organizaciones convocantes en un aviso grupo, mucho más de 300 apicultores han acudido a la queja llegados desde todos y cada uno de los puntos de la Comunitat Valenciana de la sectorial apícola de AVA-Asaja, Asaja Alicante, APAC, La Unió Llauradora i Ramadera, UPA-PV, CCPV-COAG y ApiAds.
Las organizaciones agrarias pidieron ayudas agroambientales para eludir los apicultores valencianos deban proceder a otras Comunidades Autónomas donde les reciben con una "alfombra roja".
Además, han cuestionado que "mientras que el campo sufre, la Generalitat regula a sus espaldas". Ponen como un ejemplo "las ayudas a la biodiversidad dentro en el PDR que tiene un presupuesto poco y unas medidas inasumibles o las ayudas en compensación por la guerra de Ucrania que no llegan no para subvencionar un kilogramo de alimento por colmena".
Otras de las reivindicaciones de los participantes de la manifestación fué la referida a la situación de la apicultura trashumante, que hoy en día queda excluida de las bonificaciones del gasóleo profesional.
Por otra sección han criticado que el plan de viabilidad autonómico de la apicultura lleve ahora un par de años en el cajón de los olvidos y han demandado resoluciones repentinas a la 'pinyolà'.