ALICANTE, 14 Oct.
Expertos de Vithas apuntan que la depresión y la ansiedad son los trastornos mentales más frecuentes entre los jovenes. Por ello, remarcan que advertir algún género de trastorno de forma temprana piensa "muchas virtudes" en el momento de evitar que avancen en la edad avanzada.
"El inconveniente es que tiende a ser difícil, puesto que los jovenes no acostumbran a charlar de lo que les pasa", enseña en un aviso Tamara Pascual, sicóloga del Hospital Vithas Medimar.
También destaca que según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el planeta, uno de cada siete jóvenes de diez a 19 años sufre algún trastorno mental, un género de patología que piensa el 13% de la carga mundial de morbilidad en ese conjunto etario.
"La manera en la que se expresa cada trastorno tendrá dependencia bastante del joven que tengamos enfrente. Para poder advertirlos y asistir al joven es primordial que tengamos una actitud abierta y comprensiva con mucha empatía y paciencia a fin de que se sienta apoyado y escuchado", asegura la profesional.
En preciso, apunta que los 2 trastornos que con mucho más continuidad se abordan en solicitud son "la depresión y la ansiedad". "La depresión se identifica por un estado de ánimo relevantemente bajo, predominando las conmuevas de tristeza, desesperanza, furia o frustración y la contrariedad para presenciar experiencias agradables al efectuar ocupaciones agradables para la persona", añade.
Igualmente, sobre la ansiedad señala que "es una preocupación muy desmedida, irracional y incesante a causa de un temor profundo o de unas esperanzas desajustadas". "Estas esperanzas tienen la posibilidad de ser propias del joven o ajenas, o sea, de otra gente como progenitores, instructores", añade.
Ante el primer trastorno, sugiere a las familias prestar particular atención al estos síntomas, como tienen la posibilidad de ser pérdida del interés o el exitación por todas y cada una o prácticamente todas las ocupaciones, pérdida o incremento notable de peso, cambios notables en los patrones de sueño, tal como falta de energía y sensación de cansancio persistente, inconvenientes de concentración o toma de resoluciones, pensamientos de muerte o ideas autodestructibles y lloros inopinados o mal humor elevado.
Respecto a la ansiedad, sugiere controlar algunas señales en el accionar de los más destacados, así como adversidades de concentración, mucho más dispersión, y viable descenso en el desempeño académico; cambios de humor y también irritabilidad.
También inconvenientes para conciliar el sueño durante la noche o el lamento por padecer de cefalea, fatiga, estómago, tensión muscular y otras somatizaciones o afecciones.
"Los problemas médicos mental a lo largo de la adolescencia acostumbran a tener repercusión de forma negativa en las activas familiares, logrando ocasionar tensiones entre múltiples de sus integrantes. Es esencial que la familia se sostenga unida y realice lo viable por progresar el estado de ánimo del joven, tratarlo desde la entendimiento, la escucha activa de sus inconvenientes, sin enfadarnos con ellos de tal modo que promovamos una aceptable sintonía en la vivienda y procuremos asistencia técnica si las situaciones lo necesitan", zanja la especialista.