En una de las compañías pagaban a los trabajadores según los kilogramos de cebollas que tengan la posibilidad de adecentar, unos diez euros diarios en conjunto
ALICANTE, 19 Ago.
La Policía Nacional ha detenido en Alicante y Callosa de Segura a tres personas, en 2 operaciones distintas, 2 hombres y una mujer de 32, 46 y 54 años, por en teoría tener en sus compañías a personas en condiciones laborales "muy abajo" de las mínimas legales, y de las que abusaban de su situación de puerta de inseguridad siendo migrantes que no dominan el idioma y ignoran sus derechos. La mayoría se encontraba sin contrato laboral, seguro de accidentes y sin permiso de vivienda ni trabajo.
En preciso, en una de las compañías encargada de la recolección y distribución de hortalizas, los trabajadores efectuaban jornadas de seis de la mañana a diez de la noche y cobraban según los kilogramos de hortalizas que tengan la posibilidad de adecentar, precisamente unos diez euros diarios, según informó la Policía en un aviso.
Por todo ello, los tres detenidos están acusados de los delitos contra los derechos de los trabajadores, favorecimiento de la inmigración ilegal y tráfico de mano de obra. Los agentes han gestionado las que corresponden diligencias policiales para hablar a la autoridad judicial competente, según informó la Policía en un aviso.
La investigación fué creada por agentes del Grupo III de la Unidad Contra las Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales de la Brigada Provincial de Extranjería y Fronteras de Alicante, tras advertir 2 compañías que tengan la posibilidad de usar a ciudadanos extranjeros sin las garantías laborales establecidas, aparte de sin contrato y explotados laboralmente.
Recopilados los datos precisos en los dos casos, se estableció un dispositivo policial particular y se hicieron rutas inspecciones en las que cooperó la Inspección de Trabajo de Alicante.
Por un lado, la primera compañía implicada, situada en Alicante, tenía que ver con un lavadero de vehículos, donde se encontraron a seis trabajadores, de los que cinco eran extranjeros y 2 de ellos en situación irregular. El dueño de la compañía presuntamente forzaba a todos ellos a trabajar todos y cada uno de los días de la semana, de lunes a domingo, puesto que si caían enfermos y no podían asistir al trabajo no les pagaban. En total, cobraban la proporción de 140 euros por semana a 4 euros la hora.
En la segunda compañía, sin relación con la previo, situada en la ciudad de Callosa de Segura y encargada de la recolección y distribución de hortalizas, los policías encontraron a 16 trabajadores, todos de nacionalidad extranjera y nueve de ellos en situación irregular. Estas personas estaban explotadas, ya que trabajaban sin respetar la normativa en temas de peligros laborales en jornadas maratonianas de 18 y 20 horas sin reposo ni para comer.
Su primordial tarea era la de mondar cebollas en lugar de un salario con relación a la proporción de trabajo efectuado, a razón de cinco céntimos por kilogramo de hortaliza limpia. Además, debían llegar a la proporción de cien kilogramos para cobrar la proporción de diez euros, una media de 1,6 euros la hora.