En València, a fecha del 17 de noviembre, se está llevando a cabo una operación que pone de manifiesto la importancia del trabajo conjunto entre la Guardia Civil y la Policía Nacional en momentos de tragedia y desastres naturales. Los agentes han optado por incorporar perros altamente entrenados para la búsqueda de cuerpos y restos biológicos, brindando así un apoyo esencial en la difícil situación generada por la reciente DANA que ha golpeado a la región.
Manuel Cortés Camacho, un experimentado Oficial de la Policía Nacional especializado en guías caninos y en la búsqueda de personas desaparecidas, compartió en una entrevista con Europa Press que estos animales poseen habilidades especiales: “Lo que nosotros no vemos, ellos lo huelen”. Esta capacidad es crucial en el contexto de la catastrófica inundación que ha dejado un saldo devastador de 216 fallecidos tras azotar varios municipios valencianos hace aproximadamente dos semanas.
Desde la sección de guías caninos en Madrid han sido enviados cinco agentes acompañados de sus perros entrenados, que incluyen razas como labradores, pastores alemanes, holandeses y belgas. Cortés destacó la gravedad de la situación al calificarla como "algo sin precedentes", lo que ha motivado un despliegue excepcional de recursos en la provincia.
Los agentes tienen asignadas áreas específicas de búsqueda, abarcando localidades como Massanassa, Benetússer y Sedaví, así como el barrio de La Torre en València. Cortés explicó que los perros suelen estar sueltos durante las búsquedas y son guiados por los agentes, quienes les indican las zonas donde deben concentrar sus esfuerzos.
Durante las operaciones, los perros trabajan intensamente entre 45 minutos y una hora. Al localizar algún indicio, indican su hallazgo mediante ladridos, lo que permite al personal humano corroborar su éxito. El oficial reconoció que la tarea se complica por las condiciones del terreno, especialmente debido al barro y el lodo presentes en los municipios afectados.
"Ellos son muy versátiles", agregó Cortés, indicando que los perros son capaces de realizar búsquedas en diversas condiciones. A menudo, enfrentan el desafío de buscar cuerpos enterrados o sumergidos, siendo esta última la más compleja debido a factores como la profundidad y las corrientes de agua.
Para preparar a estos trabajadores caninos, se recurre a cadáveres reales durante su entrenamiento. "Tenemos un acuerdo con el centro de donación de cuerpos de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, así como con el Centro de Transfusiones, lo que nos permite facilitar a los perros el reconocimiento del olor de los restos", explicó el Oficial. Aunque la formación inicial se lleva a cabo en un período de entre ocho y diez meses, el aprendizaje es un proceso continuo que dura "toda la vida".
Por su parte, la Guardia Civil sigue un enfoque similar en el uso de canes en situaciones de emergencia. El Teniente Iván Lucena, de la Unidad Cinológica Central, comentó que los perros pueden extenderse "mucho más allá de lo que podemos" en muchas situaciones. Este contingente ha sido desplegado en València para detectar restos humanos en diversas áreas, incluidas zonas de difícil acceso como barrancos y superficies acuáticas.
El teniente relató que durante las operaciones acuáticas, los perros se encuentran en la proa de las embarcaciones y realizan la tarea de olfatear la superficie del agua en busca de olores que les indiquen la presencia de cuerpos, llegando a detectar estos olores a profundidades de hasta 30 metros. Lucena añadió que la temperatura del agua y el tiempo que lleva el cuerpo en ella son factores que facilitan esta detección.
El entrenamiento de estos canes implica que, tras su fase de socialización, son formados durante un periodo de entre cinco y seis meses. Utilizando cadáveres reales en el proceso de instrucción, se garantiza que los perros asocien con eficacia el olor del cuerpo humano, algo que les permite desarrollarse como expertos en el rescate.
Además de la formación en la detección de cadáveres humanos, se les enseña a distinguir entre restos de personas y de animales, un aprendizaje que se complementa con la experiencia en situaciones reales. Según el Teniente Lucena, “los canes son una herramienta muy utilizada” que ayuda a hacer más efectivas las labores de búsqueda y rescate.
En particular, en áreas como L'Albufera, que cubren 21,000 hectáreas, los perros desempeñan un rol fundamental al detectar cuerpos sumergidos que no son visibles a simple vista o mediante tecnología como drones. Este papel se vuelve aún más crucial en ambientes de ríos y pantanos.
La Guardia Civil también incorpora caballos en sus operaciones de rescate ante desastres naturales, especialmente en terrenos difíciles. En València, estos fieles compañeros son esenciales para acceder a playas saturadas de escombros y vegetación, contribuyendo así a las labores de búsqueda. Un agente compartió en redes sociales la importancia del caballo en su trabajo, reafirmando que “este fiel compañero forma parte de la Guardia Civil desde nuestro origen y hoy sigue ayudándonos a encontrar a los desaparecidos”.
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