Investigación revela la importancia del barranco de l'Horteta en la dana, descarta culpa exclusiva del Poyo.
València, 29 de julio. Un equipo de investigadores de la Universitat de València, junto a expertos de Avamet y Aemet, ha publicado un estudio que revela el impacto significativo del barranco de l'Horteta durante la dana que asoló la provincia el 29 de octubre, resultando en la trágica pérdida de 228 vidas. Este análisis, titulado 'Estudio cronológico de los volúmenes de precipitación en las subcuencas de la rambla de Poyo', ha sido recientemente difundido en su versión definitiva a través de la revista 'Investigaciones Geográficas' de la Universidad de Alicante. En el documento se argumenta que la escorrentía que afectó primero a l'Horta Sud fue, muy probablemente, la originada en la subcuenca del barranco de l'Horteta.
El informe expone el funcionamiento de los barrancos de Horteta y Gallego, a menudo considerados como las "subcuencas menores" del Poyo. Se plantean dos hipótesis, pero se establece claramente que la principal responsabilidad no recae en las áreas altas del Poyo. Este análisis ha sido realizado por un grupo de expertos, incluyendo a Alejandro J. Pérez Cueva y Ghaleb Fansa Saleh de la UV; Rafael Armengot Serrano y Adrián Revert Ferrero de Avamet; y José Ángel Núñez Mora de Aemet.
Los investigadores subrayan que el evento de lluvias se limitó al día 29 de octubre. Las precipitaciones comenzaron en la madrugada, aunque estas primeras horas no presentan datos significativos. Para las 5-6 de la mañana, la lluvia había cesado en la zona estudiada, aunque continuaba en la cuenca baja del río Magro. Sin embargo, entre las 7 y las 8 de la mañana, las precipitaciones empezaron a intensificarse, alcanzando hasta 50 mm en las cabeceras de las subcuencas fundamentales como Grande, Chiva, Horteta y Gallego, con un pico en Turís durante las horas siguientes.
A medida que avanzaba el día, la intensidad de las lluvias comenzó a disminuir entre las 10 y las 15 horas, con algunas áreas de la cuenca de Poyo quedando completamente secas, especialmente entre la 1 y las 2 de la tarde. Sin embargo, a partir de las 15 horas, una segunda fase de lluvias se inició, donde se superaron los 60 mm en los observatorios del barranco de l'Horteta, alcanzando cifras aún más altas en la hora siguiente.
Durante este periodo crítico, el informe destaca que las lluvias alcanzaron su máximo impacto entre las 18 y 19 horas, con intensidades que superaron los 100 mm/h en casi todas las subcuencas de Poyo, exceptuando la del barranco Grande. Posteriormente, las lluvias comenzaron a disminuir, aunque algunas áreas continuaron registrando intensidades elevadas hasta la noche. La falta de lluvia en gran parte del área central y baja a partir de las 19 horas mostró un patrón diferente en los aportes pluviométricos.
Se destaca que entre las 5 y las 8 de la tarde se produjeron los máximos registros de agua, con la subcuenca de Horteta recibiendo 20,7 hm3, seguida de Gallego con 18,3 hm3. La subcuenca de Poyo medio aportó 14,4 hm3, demostrando cómo estos volúmenes influyeron en el desastre que se avecinaba.
Asimismo, se observó que el agua proveniente de las subcuencas de cabecera empezó a contribuir en mayor medida después de las 17 horas, incrementando los aportes que causaron el desbordamiento. Horteta fue la que mayor volumen de precipitación horaria registró, mostrando un interesante patrón de declive a partir de las 21 horas, cuando rara vez se midieron precipitaciones significativas en comparación con las horas anteriores.
Los investigadores concluyen que, aunque la subcuenca de Poyo también aportó significativamente a la riada, lo más probable es que la escorrentía inicial que impactó en l'Horta Sud provino del barranco de l'Horteta, acompañado por contribuciones de la parte baja de Poyo y Gallego. El estudio sugiere que las lluvias y las respectivas escorrentías jugaron un papel decisivo en la severidad del evento, resaltando importantes aspectos sobre la planificación y gestión de riesgos futuros en la región.
Finalmente, se enfatiza que lo que no ocurrió durante la devastadora riada de octubre fue que la responsabilidad principal se pudiera asignar a las cabeceras del Poyo, ya que las aportaciones de estas áreas fueron más tardías comparativamente a las de Horteta y Gallego. El análisis proporciona valiosas lecciones para la gestión del agua y la preparación ante futuros eventos climáticos extremos.
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