• viernes 31 de marzo del 2023

La acusada de matar a su marido discapacitado afirma que él se lo solicitó y terminó estrangulándolo para "finalizar próximamente"

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La defensa cambia su solicitud de absolución a un delito de auxilio al suicidio y Fiscalía sostiene la prisión persistente

VALÈNCIA, 16 Dic.

Beatriu, la mujer acusada de matar a su marido que tenía una patología degenerante para quedarse con su pensión, ha aceptado este viernes en el juicio que lo mató ese día por el hecho de que él se lo solicitó y que por último lo asfixió con un cordón por el hecho de que ni la medicación que le había dado ni el gas de la botella de butano que había usado hicieron efecto. "Yo no deseaba que muriera de este modo, no debía haber fallecido de este modo, pero debí llevarlo a cabo para finiquitar próximamente", ha proclamado.

Por estos sucesos, sucedidos el 1 de diciembre de 2019 en Godelleta (Valencia), el fiscal mantuvo su solicitud de prisión persistente revisable para la acusada, al paso que la defensa cambió petición inicial de absolución a un par de años de prisión por un delito de auxilio al suicidio y no acepta la compromiso civil. El lunes será entregado al jurado el objeto del veredicto.

La acusada, que solo respondió a las cuestiones del fiscal, ha contado que Isaac empezó a meditar en la eutanasia en el momento en que vio la situacion de la mujer que murió ayudada por su marido y desde ese momento "siempre y en todo momento, todos y cada uno de los días, a mí, que se encontraba con él las 24 h, me sacaba el tema". Y ha asegurado, más allá de que lo que se hizo dicho a lo largo de la visión, "todos eran conocedores de que él que deseaba fallecer".

Cuando después de las selecciones, más allá de las esperanzas, no se aprobó la ley por una muerte digna, entró en "una depresión despiadado", que lo que le llevó aun a una huelga de apetito. "Deseo fallecer ahora, deseo fallecer ahora, me afirmaba, y eso yo lo soportaba sola", aseguró.

Entonces procuraron países en los que la eutanasia se encontraba legalizada y optaron por Suiza y llegaron a soliciar información. Hablaron con los tíos de Isaac de de qué manera llevarlo, pero en el momento en que les llamaron por el hecho de que él, tras una crisis, deseaba ir ahora, les respondió: "Yo no me comeré ese cobrizo".

Por eso, asistieron a la Asociación Derecho a Morir Dignamente que les brindaron un libreto enseñando todos y cada uno de los pasos, pero que les advirtieron de que no lo hiciesen en el hogar pues asistiría un médico y como los que le trataban sabían que deseaban fallecer iban a soliciar la autopsia. El fármaco que les recomendaron, fenobarbital, se quedó en la aduana, con lo que adquirieron otros que le aconsejaron en la farmacia, que no precisaban receta, y los guardaron mes y medio. Hasta el día 1 de diciembre.

Fue él quien decidió esa fecha, dijo, pues "la ley no salía adelante y él no iba a aguardar" y por el hecho de que se sentía "muy solo". Pero "la gota que colmó el vaso", dijo, fue que sus hijos en 15 días solo estuvieron con él el día previo de los hechos y, tras tres horas, prefirieron irse con sus amigos.

"Yo se encontraba en la cocina, él decidió plañir y se despidió de ellos. Cuando terminé la cena me senté me ha dicho: 'Mañana ahora', y le solicité que se lo pensara mejor, pero le dio igual, se encontraba muy depresivo", ha señalado Beatriu, que ha añadido: "Yo no deseaba llegar a ese punto, pero le prometí que le iba a asistir".

Isaac deseaba que "fuera lo mucho más veloz viable". Por eso, ha justificado, "primero lo dejé que muriera con la medicación que nos habían dicho -- le dio 2 cajas al lado de Lorazepam y pastillas contra la tensión--, pero se hicieron las 9 de la noche y él no moría y pusimos una botella de butano, cerré el turismo, pero el gas tampoco logró efecto".

Entonces, "hice algo que no debía haber hecho, no debía haber fallecido de esta manera, cogí un cordón y le ahogué. Tuve que llevarlo a cabo para acabar próximamente", ha contado entre gimoteos. Beatriu ha justificado las magulles que hallaron en el cadáver en que se le cayó en el momento en que lo sacó del vehículo: "Yo jamás le toqué ni le pegué", aseguró.

Asimismo, explicó que el lote que arrendó meses antes, donde se encontraba la fosa, era para poner allí una caravana para "tener un ubicación donde salir" y ha aceptado que adquirió los 13 botes de sosa corrosiva, pero "no para desarticular el cuerpo", sino más bien "para terminar con las malas yerbas de la parcela" y que lo metió en la fosa "por el fragancia".

Del mismo modo, explicó que los mensajes que mandados desde el móvil inteligente de su marido una vez fallecido en que fue un consejo del propio Isaac que, como policía, le mencionó que tuviese "bastante precaución" por el hecho de que irían a por ella y le aconsejó salir fuera.

Además, ha señalado que las grabaciones de su hijo haciéndose pasar por Isaac una vez fallecido para soliciar las claves bancarias "fue para llevar a cabo un paripé" por el hecho de que ella las tenía todas y cada una, ha asegurado que no tocó ningún dinero de las cuentas de él, de las que ella se encontraba autorizada, y que la cuenta conjunta que abrieron fue "en lugar de asistirle" con el acuerdo de que ella se quedaba con la pensión hasta el momento en que le diesen por fallecido, pero siempre y en todo momento acatando la asignación que debía pasar a sus hijos como, asegura, logró.

En sus conclusiones finales, el Ministerio Fiscal mantuvo la solicitud de prisión persistente revisable por el hecho de que las pruebas demostraron que "mató a su marido, que se encontraba completamente desvalido, sin dejarle ninguna aptitud de defensa".

Así, ha considerado que la defensa sostenga que este delito fue "un auxilio al suicidio" es "un insulto a el intelecto" pues esta asistencia es "un acto de piedad y de amor" y, en un caso así, Beatriu "lo mató como una alimaña sin piedad, ahogándole a lo largo de múltiples minutos y en el momento en que Isaac se revolvió, golpeándole" y después "se deshizo de él tal y como si fuera un deshecho tirándolo a una suerte de fosa séptica y indudablemente por un móvil inteligente espúreo, para quedarse el dinero". "Es una ofensa a la dignidad y memoria de Isaac", ha reprochado.

El fiscal ha recalcado que "no consta que Isaac solicitara fallecer en ningún lado", que deseaba aguardar a la aprobación de la ley y "dejó claro que no deseaba involucrar a absolutamente nadie de su familia". Además, en su testamento especificó las condiciones de de qué manera deseaba fallecer, en su casa y cubierto de su familia y con asistencia religiosa y "no así despiadado, solo y en un lugar inhóspito". Asimismo, se ha preguntado quién es con la capacidad de involucrar en un delito a su hijo como logró Beatriu y ha recordado que el menor fue culpado como cooperador preciso.

Por contra, la defensa, en su alegato final, ha señalado que ha "quedado claro que Isaac deseaba fallecer, que deseaba la eutanasia como fuera" y que solicitó asiste para su mujer por el hecho de que era la "única" que le hacía caso. Ha afirmado que jamás han negado que Beatriu matase a su marido, pero que lo logró pues él se lo solicitó y de una manera "no para procurarle daño, sino más bien todo lo opuesto, dándole un cocktail de medicamentos previo para dejarla inconsciente". Por todo ello, cambió su solicitud de absolución a auxilio al suicidio, que se encontraba "claro" desde un comienzo, a fin de que el jurado lo comprendiera tras oír todas y cada una de las pruebas.

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