El magistrado-presidente repudia imponer a la sentenciada la prisión persistente revisable, como solicitaban las acusaciones
VALÈNCIA, diez Ene.
La Audiencia Provincial de Valencia ha culpado a 25 años de prisión a Beatriu, la mujer a la que un jurado habitual declaró culpable de haber matado a Isaac, su marido discapacitado, y de haberlo sepultado en una parcela rústica de la ciudad valenciana de Godelleta en el año 2019.
Así se desprende de la resolución, facilitada por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV), en el que el magistrado-presidente del Tribunal del Jurado repudia imponer en un caso así la prisión persistente revisable, como solicitaban las acusaciones, al haber tenido presente ahora la particular puerta de inseguridad de la víctima para ver la alevosía en la conducta de la acusada y calificar por consiguiente el delito como asesinato.
"La situación de desvalimiento o puerta de inseguridad de la víctima con motivo de su patología, visto los términos del veredicto, integra de modo inescindible la situación de indefensión, que permite la estimación de la alevosía", razona el juzgador.
En ese sentido, una vez apreciada la alevosía que cualifica el homicidio, "es imposible regresar a apreciar esa puerta de inseguridad en evitación de doble ponderación de la situación de indefensión, con quiebra del principio 'non bis in idem'", añade.
El fallecido sufría una patología degenerante del sistema inquieto que le forzaba a depender de terceras personas para sus pretensiones vitales y a desplazarse en una silla de ruedas, entre otras muchas cosas.
En los últimos meses de 2019, así como declaró probado el jurado en su veredicto, la acusada decidió matar a su marido, con el que se había casado en 2017, y esconder su muerte.
De este modo, preparó un plan que incluía el alquiler de una parcela rústica vallada y clausurada en la ciudad de Godelleta donde mandó excavar una fosa.
Ya el 1 de diciembre de 2019, acompañado por su hijo, trasladó a la víctima en un vehículo a Xirivella y después a otro ayuntamiento de los aledaños de Valencia, Paiporta, donde entregó a un familiar su móvil y el de su hijo.
A continuación, los tres se desplazaron a la parcela de Godelleta, donde la en este momento sentenciada aparcó el vehículo, cerca de la fosa excavada, y dejó encerrado en él a su marido con una bombona de gas con la espita abierta a fin de matarle por asfixia.
Pasado un tiempo, al revisar que proseguía con vida, la mujer cogió un cordón de una zapatilla y le asfixió hasta ocasionarle la desaparición, según el relato de hechos probados de la sentencia.
Durante el estrangulamiento, el hombre llegó a revolverse contra la agresora, que le dió distintos golpes, y también procuró defenderse para evitar su muerte, si bien no tenía oportunidad real de oponer resistencia alguna por su "imposibilidad física y desvalimiento", precisa la resolución judicial.
Una vez perpetrado el delito, la sentenciada sacó el cadáver del vehículo y, con el apoyo de su hijo, lo sepultó en la fosa y arrojó sobre él sosa corrosiva y otros artículos químicos para disolverlo.
Cuatro días después, el 5 de diciembre, interpuso una demanda frente a la Policía donde manifestó que no sabía nada de su marido desde la tarde del día 1.
Igualmente, a lo largo de ese mes, envió sms desde el móvil inteligente del fallecido a sí y a amigos y familiares en los que se hacía pasar por el hombre para decir que se encontraba bien y soliciar que no lo buscaran. El cuerpo sin vida de la víctima se descubrió al final el 16 de junio del año siguiente.
El presidente del Tribunal del Jurado considera a la acusada autora de un delito de asesinato con la agravante de vínculo por el que le impone la pena de 25 años de prisión, el máximo sosprechado en el producto 139.1 del Código Penal, tras tener en consideración "la destacable gravedad de los hechos" y la manera en que se ejecutaron.
La sentencia, que puede ser recurrida en apelación frente a la salón de lo Civil y Penal del TSJCV, fija indemnizaciones por un importe total de 285.000 euros para 2 hijos menores del fallecido fruto de una previo relación.