Psicopedagogos de la editorial Rubio han expresado preocupaciones sobre cómo la influencia desmedida de las redes sociales, junto con el abandono de la escritura a mano, está impactando negativamente a los adolescentes en su desarrollo educativo y comunicativo.
VALÈNCIA, 2 de junio.
Un cambio significativo en las pruebas de acceso a la universidad (PAU) se ha introducido con la inclusión de un nuevo criterio de evaluación que tendrá en cuenta, de manera explícita y cuantificable, la ortografía, gramática y la cohesión en los ejercicios que requieran redacción. Es importante tener en cuenta que los errores ortográficos pueden restar hasta un 10% de la calificación en trabajos escritos y hasta un 20% en los exámenes de lengua.
La editorial Rubio, dedicada a crear materiales educativos que potencian las habilidades básicas como la escritura, ha diseñado un compendio con algunos de los errores ortográficos más comunes que podrían afectar la puntuación en este tipo de pruebas, de acuerdo a una nota de Europa Press.
Uno de los errores más frecuentes es la confusión entre "a ver" y "haber". "A ver" se utiliza para expresar expectativa, mientras que "haber" se refiere a la existencia. Por ejemplo, se dice "A ver qué ocurre" frente a "Deben haber soluciones". Un consejo para recordar esta diferencia es reemplazarlo por "veamos".
Otro trío confuso es el de "hay", "ahí" y "ay". "Hay" implica existencia ("Hay tarea pendiente"), "ahí" señala un lugar ("Deja tu mochila ahí") y "ay" se utiliza para expresar emociones como sorpresa o dolor.
Los especialistas también han notado que "hechar" con h es otro de los errores comunes, ya que el verbo correcto es "echar". Un fácil recordatorio sería pensar que, en este caso, se elimina la "h": "Voy a echar un vistazo".
En cuanto al gerundio del verbo ir, se debe escribir "yendo", en lugar de "llendo". La forma correcta es "Estoy yendo al médico", sin excepciones.
La confusión entre "valla" y "vaya" también es frecuente. "Valla" se refiere a una cerca, mientras que "vaya" puede ser una exclamación o venir del verbo ir. Por ejemplo, "¡Vaya confusión!" puede resultar problemático si no se distinguen correctamente.
La complicación con las expresiones "porque", "por qué", "porqué" y "por que" es notable. A pesar de que suenan igual, cada una tiene un uso diferente: "porque" es causal (como en "Voy porque quiero"), "por qué" es una pregunta ("¿Por qué te marchaste?"), "el porqué" es un sustantivo (como "No entiendo el porqué"), y "por que" se usa en construcciones más complejas ("Luchamos por que se haga justicia").
La diferencia entre "halla", "haya", "allá" y "aya" puede ser confusa. "Halla" significa encontrar, "haya" puede referirse al verbo haber o a un árbol, "allá" indica lugar, y "aya" es la persona que cuida niños.
En la distinción entre "si no" y "sino", es crucial recordar que lo primero se utiliza para plantear una condición, mientras que lo segundo contrasta ideas. Un truco útil es comprobar si puede usarse "entonces" en la oración: "Si no estudias, entonces suspendes."
Desde la editorial Rubio advierten que el auge de los mensajes abreviados, emojis y audios ha colocado a la ortografía en un segundo plano, resultando en una notable cantidad de errores en redacción, dificultades para organizar ideas y falta de confianza al enfrentarse a una hoja en blanco.
Los psicopedagogos han señalado que, en la actualidad, escribimos cada vez menos, y cuando lo hacemos, confiamos en correctores automáticos. Esta tendencia afecta la manera en la que los estudiantes construyen y expresan su lenguaje. El uso decreciente del papel, el dominio de las pantallas, la disminución de la lectura y el auge del lenguaje digital para abreviar, incluso en contextos formales, son factores que contribuyen a esta situación.
El resultado, según los expertos, es que estamos criando a una generación "creativa y conectada", pero con escasa confianza en su capacidad para escribir con corrección. Un estudio reciente del Centro de Investigación Nebrija en Cognición (CINC) muestra que los jóvenes menores de 20 años obtienen peores resultados en pruebas de ortografía que los adultos mayores de 50, que logran calificaciones de Notable, mientras que los más jóvenes apenas alcanzan el Bien. Esto no solo refleja una deficiencia académica, sino también una transformación significativa en los hábitos de comunicación y aprendizaje.
Para contrarrestar esta tendencia, los especialistas abogan por recuperar el hábito de escribir a mano. Este proceso mejora la concentración, potencia la memoria y facilita la identificación de errores. Integrar esta práctica en las rutinas educativas desde etapas tempranas es una estrategia efectiva para mejorar las habilidades de escritura y la conciencia ortográfica.
Además, resaltan la necesidad de equilibrar el uso de dispositivos digitales con el papel. Aunque la tecnología es parte integral de nuestras vidas, es esencial crear espacios para lo analógico. Alternar momentos digitales con actividades manuales no solo refuerza la reflexión, sino que también fomenta la corrección lingüística.
Por último, se sugiere incentivar la lectura variada y regular, puesto que los mejores escritores suelen ser ávidos lectores. Exponer a los niños y adolescentes a diferentes géneros literarios, desde cuentos hasta novelas y revistas, enriquece su vocabulario y les muestra diversas formas de narrar. Es crucial proporcionar materiales que se adapten a las necesidades educativas de cada etapa desarrollando de este modo las habilidades necesarias para el futuro.
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