Un escándalo ha sacudido el ámbito sanitario en Valencia, donde un médico de 39 años ha sido detenido bajo sospecha de falsificación de documentos. La situación se desencadenó tras la denuncia presentada por el coordinador de un centro de salud, quien alertó sobre la desaparición de algunos viales de morfina.

La intervención de la Policía Nacional se produjo tras una serie de irregularidades detectadas en la prescripción de morfina. Se investiga que el detenido, quien parece sufrir de adicción a los opioides, falsificó recetas para obtener este potente analgésico, tanto para su propio consumo como para la de personas cercanas a él. Esto plantea serias cuestiones sobre la ética y la responsabilidad de los profesionales de la salud.

Las pesquisas comenzaron en junio, cuando el coordinador del centro de salud notó la falta de cuatro viales de morfina. La investigación se amplió al descubrir que en otro ambulatorio faltaban siete ampollas más, lo que despertó la sospecha sobre la vinculación de un mismo médico en ambas situaciones. Durante este periodo, además, se observaron prescripciones excesivas del medicamento en cuestión.

La situación se tornó más alarmante al descubrir que el médico había recetado morfina a su expareja y a su madre, quienes claramente no necesitaban dicha medicación. Los investigadores hallaron que este profesional había realizado hasta 58 prescripciones fraudulentas a su propio nombre y a otros pacientes que nunca habían requerido morfina, evidenciando un claro abuso de su posición.

La investigación reveló que el médico estaba utilizando los datos personales de sus pacientes para tramitar recetas electrónicas de manera ilícita, justificando su comportamiento al afirmar que los pacientes no podían acudir a las farmacias. Dicho proceder es una grave violación de la confianza depositada en los profesionales de la salud y podría tener repercusiones legales serias.

Finalmente, las autoridades lograron capturar al sospechoso, quien fue liberado tras comparecer ante la Policía y ser informado de su obligación de presentarse ante la justicia cuando se le requiera. Este caso pone de relieve la necesidad de controles más estrictos en la prescripción de medicamentos y plantea serias preguntas sobre el sistema de salud y sus profesionales.