En València, una familia enfrenta una difícil situación tras las devastadoras inundaciones que afectaron la región el pasado octubre. Eunice Espinoza, acompañada de su marido e hijos, cree firmemente que "el optimismo es una decisión" y mantiene la esperanza de que pronto llegarán "días mejores".

El 29 de octubre de 2024, su hogar en La Torre fue sorprendido por una tormenta que inundó su vivienda con un metro y medio de agua, destruyendo por completo los muebles y arrastrando consigo el sustento familiar. Esta situación les llevó a abandonar su alquiler y a enfrentarse a la imposibilidad de encontrar otro hogar, lo que les llevó a refugiarse en Casa Caridad.

Después de la inundación, Eunice y su familia se comunicaron con las autoridades en busca de ayuda, ya que su hogar estaba completamente inundado. Fueron trasladados a una residencia temporal, donde permanecieron varios días antes de recibir información sobre una nueva oportunidad de alojamiento.

La mujer hondureña, que apenas había dado a luz cuando ocurrió la desgracia, relató cómo su situación laboral se complicó al perder el empleo de su marido, quien también se vio afectado por la tormenta. A pesar de estar sin recursos, el propietario de su antiguo hogar insistió en cobrarles el alquiler, lo que resultó en un conflicto que les dejó sin acceso a lo poco que lograron salvar.

Eunice comentó que no tenían un contrato formal de alquiler y destacó la urgencia del propietario por obtener compensaciones a través de ayudas gubernamentales relacionadas con la tragedia. "Lo único que quedó de nuestra vivienda fue el lugar en sí", expresó, recordando cómo habían hecho del espacio un verdadero hogar.

Gracias a la intervención municipal, la familia tuvo la suerte de conocer el Proyecto Fénix de Casa Caridad, que les proporcionó alojamiento temporal y apoyo fundamental durante estos tiempos difíciles.

Para Eunice, obtener una nueva vivienda fue como "ver el arco iris después de la tormenta". Sin embargo, admite que el proceso ha sido "aterrador y complicado", especialmente para sus hijos, quienes enfrentan la incertidumbre y el trauma tras los cambios radicales en su vida.

En Casa Caridad, les facilitaron muebles y la cuna para su bebé, además de brindarles la orientación necesaria para acceder a la renta valenciana de inclusión, la cual cesó recientemente gracias al nuevo empleo de su marido.

Aun así, la familia sigue lidiando con las dificultades del mercado de alquiler. Eunice menciona que, a pesar de sus esfuerzos por encontrar un lugar adecuado, el proceso se tornó aún más desafiante tras las inundaciones, con muchos propietarios rechazando arrendar a familias con niños.

El cúmulo de exigencias económicas también complicó su búsqueda. "Los precios están por las nubes y las condiciones son imposibles de cumplir". La familia, que antes de la tormenta ya enfrentaba dificultades para encontrar un hogar, ahora se siente atrapada en un mercado que parece haber colapsado.

A un año de la catástrofe, Eunice y su marido esperan mejorar su situación laboral para poder acceder a una vivienda digna. Mientras su esposo se ha reincorporado al trabajo, ella busca un puesto que se ajuste a sus responsabilidades como madre, preocupada por los constantes llamados de la guardería.

Su mensaje de esperanza es claro: "Ser optimista es una decisión". Comparte un versículo bíblico que ha sido su guía en los momentos difíciles, recordando que siempre hay posibilidades de renacer y reconstruir.

Desde Casa Caridad, se ha reiterado el impacto devastador que las inundaciones tuvieron en muchas familias, afectando no solo sus hogares sino su sentido de seguridad. Un año después, muchas personas aún enfrentan el reto de encontrar un hogar digno en un mercado que se ha vuelto inaccesible para quienes más lo necesitan.

La entidad ha trabajado incansablemente para ofrecer una respuesta a esta situación, proporcionando viviendas a varias familias y reafirmando su compromiso con la reintegración y la dignidad de cada uno de sus residentes.