Crónica Valencia.

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Reflexionando sobre el aniversario de la dana: avances y lecciones aprendidas.

Reflexionando sobre el aniversario de la dana: avances y lecciones aprendidas.

VALÈNCIA, 27 de octubre. El aniversario de la devastadora riada del 29 de octubre está a la vuelta de la esquina y puede reactivar en muchas víctimas emociones como la tristeza y la frustración. Estos sentimientos son una respuesta normal tras una experiencia traumática, pero es esencial no dejarse atrapar por ellos. Es un momento propicio para la autorreflexión y para valorar los progresos que se han logrado desde entonces.

Susana Silva, psicóloga de Cruz Roja en Chiva, habló con Europa Press sobre la importancia de enfrentar este periodo con una actitud positiva. A medida que se acercan las conmemoraciones y los testimonios de los afectados, Silva sugiere que es fundamental que los sobrevivientes no se sumerjan en la melancolía. En lugar de eso, deben enfocarse en cómo han superado la adversidad y en los aprendizajes adquiridos en el camino.

La psicóloga aclara a aquellos que están lidiando con las secuelas de la catástrofe que este tipo de eventos no se olvidan, sino que deben ser integrados como parte de sus vidas. “No se trata de olvidar, sino de transformar esa experiencia negativa en un aprendizaje que enriquezca su vida”, indica.

Además, es importante llevar a cabo una reevaluación de la situación no solo desde la perspectiva de lo que se ha perdido, sino también considerando lo que se ha ganado en fortaleza, confianza y nuevas relaciones. “Es crucial preguntarse: ¿Qué me ha aportado enfrentar esta situación? ¿Cuáles son las habilidades que he desarrollado o las personas que han llegado a mi vida y que pueden ayudarme en el futuro?”, sugiere.

Silva explica que, al reconocer los beneficios que surgen de la adversidad, las personas pueden comenzar a sanar. “Cuando uno es capaz de reformular esos pensamientos que causan angustia y centrar su atención en lo positivo, se activa un proceso de sanación”, señala.

Sin embargo, esta recomendación no es universal; cada persona vive su duelo de manera distinta. Las experiencias previas, el tipo de pérdidas sufridas y el contexto familiar pueden influir significativamente en cómo cada individuo enfrenta y gestiona su proceso de recuperación.

La experta, quien ha estado brindando apoyo en las áreas afectadas de Buñol y Xirivella desde diciembre, observa que cada caso es único. Algunas personas están logrando salir adelante, aunque no todas han conseguido cerrar el capítulo de sus vidas marcado por la riada. Otros, que todavía no han podido regresar a sus hogares, continúan lidiando con intensos sentimientos de ansiedad y estrés, especialmente cuando las condiciones climáticas recuerdan la tragedia.

Aquí es donde se hace crucial el apoyo psicosocial, tanto de instituciones como de ONG, para que los afectados no se sientan solos en su viaje hacia la recuperación. Silva ha escuchado hasta casos de personas que experimentan ansiedad al pedir ayuda, manifestando que preferirían afrontar la situación en soledad que admitir su necesidad de apoyo.

Es por ello que la activación de redes comunitarias, que incluyan a amigos, familiares y vecinos, resulta vital para identificar a quienes necesitan ayuda y poder facilitar el acceso a recursos que les permitan avanzar en su recuperación.

Entre los afectados se encuentra Juan Morea, un vecino de Chiva que se acerca a los 75 años y que ha perdido mucho en la riada. A pesar del apoyo que le brindan su familia y organizaciones como Cruz Roja, la carga emocional de este evento ha sido pesada. Ha perdido recuerdos significativos y varios de sus animales, lo que ha añadido a su sufrimiento.

Morea recuerda vívidamente el momento de la inundación, cómo el agua lo sorprendió y casi le costó la vida. “Fue aterrador, sentí que podría morir”, comparte, y describe cómo luchó para sobrevivir en medio del caos.

A un año de la tragedia, sus emociones siguen a flor de piel. La tristeza y la frustración por la lenta recuperación lo acompañan, además de la dificultad que enfrenta para obtener ayudas que le permitan reconstruir su hogar. Asegura que la burocracia se ha interpuesto en su camino y teme los gastos futuros. Vive con la incertidumbre de cómo avanzará en esta lucha por recuperar lo que ha perdido.