Las trágicas estadísticas en torno a las víctimas de las inundaciones que asolaron la provincia de Valencia se mantienen en un inquietante total de 219 fallecimientos. Hasta la fecha, se ha logrado entregar a las familias de los difuntos los restos de 218 personas, una tarea que, aunque dolorosa, supone un paso significativo hacia la sanación para aquellos que han sufrido esta devastadora pérdida.

VALÈNCIA, 19 de noviembre. En una actualización del desgarrador impacto que la dana y las recientes inundaciones han dejado, se informa que el número de expedientes activos relacionados con denuncias de desapariciones ha disminuido a solo ocho, gracias a la localización de tres personas que habían sido reportadas como desaparecidas. Esta noticia podría ofrecer algo de alivio a quienes han estado viviendo en la incertidumbre desde el 29 de octubre, cuando comenzó la catástrofe.

El Centro de Integración de Datos (CID) ha presentado un balance histórico sobre la situación, el cual ha sido actualizado hasta las 20:00 horas de este martes 19 de noviembre. Este balance resalta el trabajo en curso y la dedicación del personal involucrado en el proceso de identificación y recuperación de las víctimas.

En cuanto a las víctimas mortales, el cifra total de 219 se ha mantenido constante desde el día anterior, un reflejo de la magnitud de la tragedia. Todos los fallecidos han pasado por el proceso de autopsia y han sido identificados completamente, aunque sólo 170 de ellos han sido reconocidos a través de huellas dactilares. Otras 45 víctimas han sido identificadas mediante análisis de ADN, y cuatro más a través de la identificación hospitalaria en vida, un proceso que, aunque meticuloso, es esencial para brindar certidumbre a las familias devastadas.

Además, hasta las 20:00 horas del martes, 218 familias han asumido la responsabilidad de los restos mortales de sus seres queridos, aumentando así el número respecto al informe comunicado el lunes. Este pequeño incremento, aunque significativo en el contexto de la tragedia, simboliza el proceso de duelo que muchas familias deben enfrentar mientras intentan reconstruir sus vidas tras la tormenta y la devastación que ha golpeado su comunidad.