Crónica Valencia.

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Benavent aboga por la solidaridad con las víctimas de la dana en su funeral.

Benavent aboga por la solidaridad con las víctimas de la dana en su funeral.

En un emotivo acto ceremonial, el Arzobispo de València, Enrique Benavent, se ha dirigido a la comunidad en su homilía durante la misa funeral en memoria de las víctimas de la reciente dana ocurrida el 29 de octubre. En su mensaje, Benavent subrayó el comprometido papel de la Iglesia frente al sufrimiento humano, destacando que como institución no puede permanecer al margen de la penuria que afecta a tantos. Alentó a todos los presentes a unir fuerzas para ofrecer apoyo a aquellos que han sido tocados más profundamente por esta tragedia, buscando afrontar el futuro con aliento renovado.

La eucaristía, que tuvo lugar en la majestuosa Catedral de València, reunió a numerosas familias de las víctimas y a diversas autoridades, incluyendo a los Reyes de España. Con un tono de cercanía y compasión, Benavent extendió un saludo especial a los familiares de los desaparecidos y a todos los que están atravesando momentos de gran sufrimiento. Expresó que la razón de esta reunión es rendir homenaje a aquellos que han perdido la vida y al mismo tiempo instar a las comunidades afectadas a encontrar la luz de la palabra divina en tiempos de oscuridad.

El Arzobispo comunicó su deseo de compartir el dolor de las familias que enfrentan la pérdida de sus seres queridos, así como la angustia que sienten aquellos que aún esperan noticias de los desaparecidos. Su mensaje fue claro: la Iglesia se solidariza y no olvida a todos los que han sido tocados de alguna forma por estas desgracias, incluyendo a quienes han visto devastadas sus fuentes de ingresos o a los jóvenes que han visto interrumpido su proceso educativo.

Benavent enfatizó el carácter eclesial de esta celebración, recordando que la iglesia no solo se une a las plegarias, sino que también ha sido víctima de la tragedia, con muchos de sus fieles afectados por las inundaciones. Tal como indicó, la vida parroquial y comunitaria ha sufrido alteraciones significativas a raíz de los sucesos recientes.

Reiterando la importancia de la súplica colectiva, expresó que el objetivo de la misa es reconocer el sufrimiento compartido y orar por todos. "No hacemos otra cosa", dijo Benavent, quien hizo un llamado claro a estar presentes para los que sufren, extendiendo su mano a cada uno de los que necesitan consuelo y aliento.

El arzobispo también recordó su experiencia al visitar las áreas más golpeadas, donde pudo ver de primera mano el desconsuelo reflejado en los rostros de las personas afectadas. En este contexto, destacó que la Iglesia está comprometida a acompañar y asistir a quienes lo necesiten, un compromiso que no cesará mientras las circunstancias lo demanden. Sin embargo, también reconoció la realidad de que en ocasiones las palabras y gestos no son suficientes para sanar las heridas más profundas.

Con el sentimiento de esperanza inherente al Adviento, Benavent reafirmó la importancia de mantener la esperanza como un faro que ilumina incluso los momentos más sombríos, asegurando que el dolor no tiene el último adiós en nuestras vidas. Resaltó que, a pesar de la adversidad, han emergido numerosas muestras de solidaridad que revelan lo mejor de la humanidad, con personas que incluso han arriesgado su vida por el bienestar de otros.

Las historias de valor y sacrificio no han pasado desapercibidas. El Arzobispo mencionó con gratitud la labor de miles de voluntarios –muchos de ellos jóvenes– que se han desplazado hasta las áreas devastadas, así como el esfuerzo de los cuerpos de seguridad y los servidores públicos que han demostrado un compromiso excepcional en su deber. "Estas acciones son una manifestación de la auténtica solidaridad que alivia el sufrimiento", afirmó.

Benavent concluyó su reflexión haciendo un llamado a la unidad y a la superación conjunta de las dificultades. Subrayó que la verdadera solidaridad trasciende el interés propio y debe centrarse en la dignidad de aquellos que han sido golpeados por la tragedia. Además, su mensaje incluyó un ultimátum claro: las diferencias deben ser puestas a un lado y no permitir que conviertan el sufrimiento en divisiones dentro de la comunidad.

Cerrando con un consejo espiritual, instó a quienes han sufrido las pérdidas a recordar que Dios permanece con ellos y que no están solos en su dolor. Aludiendo a la figura materna de la Mare de Déu dels Desemparats, pidió que su protección continúe guiando y sosteniendo a aquellos que enfrentan tiempos difíciles. Sin duda, la homilía de hoy se convierte en un recordatorio de esperanza y unidad en tiempos de gran necesidad.