Un total de 6.750 ascensores han sido reparados o reemplazados tras los daños severos provocados por la DANA en Valencia, según informe de la Asociación de Empresas de Ascensores de la Comunitat Valenciana (Ascencoval). No obstante, 780 unidades aún esperan ser recuperadas, lo que pone de manifiesto el trabajo comprometido del sector.
La situación es preocupante, ya que las empresas de ascensores en la región emplean alrededor de 2.000 trabajadores, pero se estima que se requiere un aumento de entre el 10% y el 15% en la mano de obra para poder abordar todas las reparaciones pendientes de manera efectiva.
Este lunes, 29 de septiembre, marca un año desde la catástrofe que causó estragos en 7.530 ascensores en un parque total de 28.553. La buena noticia es que se ha logrado una mejora considerable en la situación, ya que antes del verano aún quedaban alrededor de 1.000 ascensores por reparar.
De los 220 ascensores reparados en el último periodo, 133 pertenecen a inmuebles prioritarios identificados por los Ayuntamientos, donde residen personas vulnerables como ancianos o aquellos con movilidad reducida. Emilio Carbonell, presidente de Ascencoval, enfatiza que la atención a los colectivos más necesitados sigue siendo la prioridad del sector.
Carbonell destaca el esfuerzo sin precedentes que las empresas del sector están haciendo para restaurar el servicio lo más rápidamente posible y, así, mejorar la calidad de vida de miles de ciudadanos. Esta determinación, señala, es el resultado de un trabajo conjunto entre las empresas instaladoras y las organizaciones representativas como Ascencoval y Femeval.
La asociación también reconoce la difícil situación que enfrentan las personas afectadas y su frustración ante la espera prolongada. Su objetivo es que la gran mayoría de los ascensores pendientes estén operativos antes de que termine el año, aunque advierte que esto podría verse retrasado debido a la complejidad de las reparaciones requeridas.
Las intervenciones restantes son particularmente complicadas e implican sustituciones totales de dispositivos, ajustes electrónicos y requerimientos de piezas personalizadas que pueden demorar el proceso. Este panorama se agrava con la dificultad técnica del montaje y desmontaje, que involucra componentes de gran tamaño que deben manipularse con sumo cuidado.
Carbonell aclara que cada instalación es única, lo que significa que se deben fabricar muchas piezas bajo especificaciones particulares. Además, en muchas ocasiones, solo pueden trabajar dos técnicos por ascensor, lo que limita aún más la rapidez de las reparaciones. Algunas comunidades están incluso optando por nuevos diseños de ascensor que minimicen el riesgo de futuros desbordamientos en caso de inundaciones.
La situación estructural de varios edificios también representa un reto, ya que no siempre cumplen con los estándares necesarios para garantizar la seguridad durante las reparaciones. Asimismo, la complejidad administrativa se suma a las dificultades técnicas que enfrenta el sector, complicando aún más la recuperación de los ascensores afectados.
Ascencoval y Femeval han realizado un notable esfuerzo para mantener actualizada la base de datos sobre las empresas que se encargan del mantenimiento de ascensores. Esto ha sido crucial para identificar correctamente a las empresas responsables de las reparaciones, facilitando un seguimiento más efectivo de cada caso.
Consciente de que cada ascensor presenta un conjunto único de desafíos, Carbonell recalca la importancia de una coordinación efectiva para proporcionar respuestas rápidas a los usuarios afectados. Sin embargo, la masificación del trabajo ha sido notable, generando un colapso en la disponibilidad de técnicos cualificados debido a la creciente demanda de reparaciones, que ha aumentado exponencialmente a raíz de la DANA.
A pesar de los esfuerzos para aumentar el número de profesionales cualificados a través de programas formativos, se sigue necesitando una mayor capacitación para satisfacer la demanda de técnicos en el sector. Ascencoval continúa promoviendo acciones formativas para cubrir esta falencia, tal como lo subraya Carbonell.
Por último, la moratoria del Real Decreto 485/2025, que retrasa la implementación de nuevas regulaciones técnicas hasta 2026, ha permitido que se destinen cerca de 2.500 horas de trabajo a la restauración de los ascensores dañados, lo que ha contribuido a acelerar el proceso de recuperación. Sin duda, la comunidad se enfrenta a un gran reto, pero el esfuerzo conjunto del sector avanza en la dirección correcta.
Tags:
Categoría:
Newsletter
Entérate de las últimas noticias cómodamente desde tu mail.