El inicio del curso escolar en el CEIP Orba de Alfafar ha estado marcado por la inquietud de muchas familias que han decidido no llevar a sus hijos al centro hasta que se asegure un retorno a la normalidad. La asociación de madres y padres de alumnos (AMPA) se pronunció al respecto, señalando que las condiciones actuales no son óptimas para la educación de los niños.

En València, el ambiente en el colegio ha sido tenso este jueves, día en el que oficialmente comenzaron las clases. Las instalaciones, que han sido adaptadas con aulas prefabricadas, no han convencido a todos los padres. Señalan que el lugar no es ideal y describen el entorno como poco acogedor para los menores.

Miriam Martínez, presidenta del AMPA del colegio, hizo un llamado a las familias para que se abstuvieran de enviar a sus hijos hasta que se garantizara un ambiente seguro. Destacó que el Ayuntamiento de Alfafar ha ofrecido alternativas, como el uso del Complejo Municipal SUMA, para el cuidado de los menores mientras se resuelven los problemas en el centro educativo.

La situación se ha complicado aún más, dado que el inicio del curso se retrasó respecto a la mayoría de los colegios de la Comunidad Valenciana, que comenzaron el 8 de septiembre. Según los informes, este retraso se debió a "ajustes" necesarios en las aulas prefabricadas, lo que generó aún más preocupación entre los padres.

A lo largo de la mañana, algunos estudiantes de Orba llegaron al colegio, mientras que otros optaron por dirigirse al Polideportivo donde se organizó una especie de plan alternativo. A pesar del entusiasmo de algunos profesores por recibir a los alumnos, la presidenta del AMPA reiteró que el entorno no es el adecuado en este momento.

Martínez informó que varias madres han expresado su preocupación al notar que se estaban llevando a cabo trabajos de acondicionamiento frente al centro, lo que añade a la percepción de inseguridad. Además, resaltó la falta de servicios básicos como cocina en el colegio, lo que limita aún más la calidad de la atención educativa.

A aquellos niños que se han quedado en el Polideportivo se les está proporcionando actividades con monitores, quienes, según Martínez, están altamente capacitados. Esta solución, aunque temporal, ha sido vista como un alivio por algunos padres, quienes se sienten más tranquilos sabiendo que sus hijos están en un entorno organizado y seguro.

Los comentarios de familias que han visitado el colegio reflejan serias preocupaciones. Una madre en particular destacó los olores fuertes presentes y la falta de sombra en el patio, así como los peligros potenciales que podrían afectar a los niños en un laboreo muy visible alrededor del edificio escolar. Esta situación ha dejado a muchos padres cuestionando la veracidad de las afirmaciones del conseller de Educación sobre la seguridad de las instalaciones.

Es importante señalar que la problemática del CEIP Orba no es un caso aislado, ya que otros centros de Alfafar y Massanassa también enfrentan retos similares debido a los daños derivados de las inundaciones del año pasado. Las quejas sobre la rapidez del regreso a clases han suscitado un debate significativo sobre la seguridad de los estudiantes y del personal educativo, evidenciando así la necesidad de una planificación más cuidadosa por parte de las autoridades educativas.

Por su parte, el Ayuntamiento de Alfafar ha manifestado que sería prudente posponer el inicio de las clases hasta tener una confirmación más contundente sobre la seguridad de las instalaciones. Argumentan que no se debe asumir ningún riesgo innecesario cuando existe una solución alternativa disponible que puede garantizar el bienestar de los menores durante este período transitorio.

Mientras tanto, la administración educativa ha defendido la seguridad de las aulas prefabricadas ante las críticas. Afirman que cumplen con todas las normativas necesarias, lo que contrasta con las preocupaciones expresadas por los padres y la AMPA, quienes continúan demandando un entorno educativo más seguro y propicio para sus hijos.