CASTELLÓ, 13 de noviembre -
La Audiencia Provincial de Castellón ha impuesto una condena de diez años y tres meses de prisión a un hombre por un ataque brutal a su expareja en Segorbe. Según el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV), el individuo irrumpió en la vivienda de su exnovia, le arrojó gasolina y le prendió fuego.
La resolución judicial considera al agresor culpable de varios delitos, incluyendo intento de asesinato, incendio, y diferentes agresiones bajo la normativa de violencia de género. La sentencia contempla agravantes de género y una atenuante por la reparación del daño causado.
El condenado deberá pagar 10.000 euros a la víctima por los daños sufridos, además de indemnizaciones que suman 43.400 euros a la compañía de seguros de la vivienda y 6.800 euros al dueño de la misma. También será responsable de cubrir 576 euros a los Bomberos de la Diputación por las labores de extinción del fuego.
La resolución fue alcanzada mediante un acuerdo entre la Fiscalía, las acusaciones y la defensa, que permitió al acusado reconocer los hechos y las penas asociadas.
Asimismo, el tribunal ha dictado una orden de alejamiento de 300 metros hacia la víctima, su hogar y su lugar de estudio, además de prohibirle cualquier tipo de comunicación con ella durante 13 años, una vez cumplida la pena de prisión.
Los incidentes que llevaron a esta condena ocurrieron el 4 de diciembre de 2022, cuando el condenado envió mensajes amenazantes a su expareja con la que había tenido una relación de un año. Posteriormente, entró en su casa sin autorización, aprovechando una cerradura rota.
En el interior, sorprendió a la mujer, que se encontraba en el sofá. Tras un intercambio violento, el agresor le quitó el teléfono impidiendo que ella pudiera pedir ayuda. A pesar de los esfuerzos de la víctima por defenderse, el atacante utilizó un nuevo encendedor para rociar a la mujer y a los muebles con gasolina.
Después de rociar, el condenado encendió el líquido inflamable, lo que desató un incendio cuya llama se extendió rápidamente. La mujer, en un intento desesperado por salvar su vida, se despojó de la ropa y salió corriendo hacia el exterior en busca de una manguera para apagar el fuego.
Las secuelas fueron devastadoras: la víctima sufrió quemaduras de segundo grado en el 9% de su cuerpo y, además, ha desarrollado un cuadro de estrés postraumático y ansiedad. La propiedad también fue gravemente dañada, con un coste total de reparaciones que ascendió a 43.400 euros, además de otros 6.800 euros en pérdidas por daños en el contenido.
La decisión del tribunal es definitiva y no se admiten recursos, estableciendo un precedente sobre la gravedad de la violencia de género.
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