VALÈNCIA, 4 de diciembre de 2024.

Un reciente estudio del Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva de la Universitat de València ha revelado que el caudal del río Poyo en Torrent durante la devastadora tormenta de octubre de este año alcanzó niveles alarmantes, equivalentes a dos grandes piscinas olímpicas por segundo. Este incremento brusco fue responsable de que el río se desbordara en los tramos estrechos aguas abajo.

La investigación documenta las variaciones en el caudal de los ríos Turia y Magro, así como de los barrancos afluentes que desembocan en la Albufera. Los datos recabados durante el evento del 29 de octubre indican que los estrechamientos en el cauce jugaron un papel crucial en los desbordamientos que se produjeron en la zona.

En particular, el río Poyo mostró un caudal máximo de 5,678 metros cúbicos por segundo, mientras que el Magro alcanzó 4,198 m3/s y el Turia 2,596 m3/s. Según Juan Soria, el líder del estudio, estas cifras son comparables al caudal que podría llenar hasta 300 camiones cisterna por segundo.

La labor de Soria en este campo ha sido reconocida recientemente por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, que ha premiado su importante contribución a la ciencia y la reconstrucción post-dana.

El estudio destaca la existencia de "cuellos de botella" en el sistema de drenaje hidrológico. Estos puntos críticos se producen cuando el ancho del canal se reduce significativamente en comparación con otros tramos, como ocurrió en la confluencia del Poyo con el barranco de la Horteta, donde la sección mojada se redujo dramáticamente en un trayecto de 10 kilómetros.

Este fenómeno fue un factor determinante en la inundación que afectó a las localidades entre Torrent y Massanassa, causando daños considerables y dejando un saldo trágico en términos de víctimas. Rafael Muñoz, coautor del artículo, enfatiza que las restricciones en el cauce son la raíz del problema.

Un ejemplo notable se presenta con el río Magro, que vio una disminución abrupta en su sección transveral, pasando de 1,679 m² en Carlet a solo 243 m² en Algemesí, lo que explica el desbordamiento que afectó a esa localidad y a sus alrededores con un caudal estimado en 3,590 m3/s. La validez de esta metodología fue respaldada por la ecuación de Manning, ampliamente reconocida en la hidrología.

Desde un punto de vista ecológico, el impacto en la Albufera de València fue significativo, con una reducción del 82% en la conductividad del agua y acumulación de sedimentos que perjudicaron el ecosistema de la laguna, un problema ya señalado en investigaciones anteriores sobre sedimentación.

Noelia Campillo, también investigadora en este estudio, recalca la urgencia de incorporar estos hallazgos en las herramientas de planificación territorial existentes y sugiere que se deben realizar intervenciones estructurales para mejorar la capacidad de los canales de desagüe.

El evento de octubre de 2024 ha sido catalogado como el más severo en la cuenca del Poyo en ocho décadas, el segundo más impactante en el caso del Turia, y el tercero en el Júcar, según datos históricos. Los investigadores advierten que las probabilidades de enfrentar una inundación similar oscilan entre el 2,5% y el 8,8% dependiendo de la cuenca analizada.

Para llevar a cabo este estudio, los investigadores implementaron un enfoque empírico después del evento, ya que la naturaleza impredecible de estos fenómenos limita los métodos tradicionales de recopilación de datos en tiempo real. Estudiaron las huellas dejadas por la inundación y calcularon la sección mojada en 25 puntos clave, utilizando datos oficiales para estimar la velocidad del agua y los caudales máximos, que en muchos casos superaron la capacidad de los ríos, provocando importantes inundaciones.