Crónica Valencia.

Crónica Valencia.

"Esposa de difunto pide: 'Que su sacrificio no sea en vano'"

VALÈNCIA, 9 de diciembre.

La reciente tragedia causada por la dana en la provincia de Valencia ha dejado profundas huellas en la comunidad, y una misa organizada por el Arzobispado en la Catedral ha servido como un espacio de memoria para las 222 víctimas que perdieron la vida. Uno de los testimonios más conmovedores fue el de Susana, vecina de Catarroja, quien el 29 de octubre perdió a su esposo, José Ruiz Torrecilla, mientras él intentaba rescatar a una joven. A ella la salvaron sus vecinos, pero el heroico esfuerzo de su marido lo llevó a su fatal desenlace.

Susana, presente en la ceremonia junto a aproximadamente 400 familiares de las víctimas, ha expresado que su nombre no es lo relevante; lo importante es recordar a su esposo y el sacrificio que realizó. En un emotivo encuentro con la Reina Letizia, Susana solicitó que la muerte de las víctimas no sea en vano y que se tomen medidas para evitar más tragedias. Ella enfatizó que en Valencia, las inundaciones no son un evento aislado, y es fundamental que se implementen soluciones efectivas para prevenir futuros incidentes mortales.

En su relato, Susana compartió la dolorosa realidad de ser hija única y la carga emocional que siente tras haber perdido a su esposo. Agradeció el tiempo que los Reyes compartieron con los afectados, manifestando que mostraron una humanidad que no ha visto en políticos locales, quienes parecían indiferentes ante el sufrimiento causado por la tragedia.

Otro testimonio desgarrador es el de Ana, quien también perdió a su marido, Luciano, en Catarroja. Desafortunadamente, su cuerpo no fue encontrado hasta once días después. Ana describió la misa como una despedida necesaria que les brindó un sentido de paz, al saber que hay personas que se han preocupado por ellos. Aunque no tuvo la oportunidad de hablar con los Reyes, expresó que su presencia fue reconfortante, señalando el apoyo que brindaron los que asistieron al acto con ella.

María, una joven de Paiporta que ha perdido a su tía en el desastre, reflexionó sobre la importancia de la misa como un espacio de desahogo para los familiares de las víctimas. Asistió sola, pero encontró consuelo en el abrazo de la Reina, quien demostró atención y cercanía hacia los presentes. María enfatizó que hay múltiples personas que comparten su dolor, lo que le proporcionó una sensación de comunidad y apoyo.

A pesar de la solemnidad del evento, no todos los vecinos encontraron consuelo en la ceremonia. Juan José Monrabal, quien perdió a su madre, se abstuvo de participar, considerándolo inapropiado dado que aún hay cuatro desaparecidos. Expresó su frustración por el aparente desinterés de los políticos y la falta de soluciones materiales a los problemas que enfrentan a diario tras la inundación.

Monrabal criticó la falta de respuesta y acción por parte de las autoridades, reflejando el desánimo que siente al ver a su pueblo sumido en dificultades, incluyendo la persistente presencia de lodo en sus hogares. Con determinación, prometió luchar por la memoria de su madre y por todos aquellos que han perdido la vida de manera injusta debido a la falta de medidas adecuadas.

Por su parte, Sonia Fuster, originaria de Picanya y quien también ha perdido a su padre en la tragedia, expresó su descontento con la presencia de los políticos en el funeral. Cuestionó la falta de información y la incapacidad de las autoridades para anticipar las inundaciones. Desde su perspectiva, la responsabilidad por los daños y las pérdidas recae en quienes han fallado en cumplir con su deber de protección y prevención.

La angustia de Sonia continúa al lidiar con las secuelas de esta tragedia, que ha afectado su hogar y su trabajo. Su dolor fue intensificado por lo que ella considera una falta de respeto hacia su situación personal, optando en última instancia por abandonar el acto para no compartir el espacio con quienes, a su juicio, no han manejado la crisis de manera responsable.