Crónica Valencia.

Crónica Valencia.

Un año después de la dana: recuperación paulatina y temores duraderos.

Un año después de la dana: recuperación paulatina y temores duraderos.

VALÈNCIA, 26 de octubre.

La devastación causada por la DANA del 29 de octubre de 2024 ha alterado radicalmente la geografía emocional y social de la provincia de Valencia. Un año después de la tragedia, donde 229 vidas fueron perdidas y numerosas familias desplazadas, el proceso de reconstrucción marcha a un ritmo que muchos consideran insuficiente. Los alcaldes de varias localidades afectadas han compartido su preocupación ante el temor persistente que siente la comunidad cada vez que se emite un nuevo aviso de lluvias. “El miedo es un compañero constante ahora, es difícil dejar atrás tanto sufrimiento en tan poco tiempo”, expresa un alcalde.

En entrevistas realizadas por Europa Press, los líderes de Utiel, Aldaia, Catarroja, Alfafar, Benetússer y La Torre han reflexionado sobre la situación actual en sus localidades, donde el panorama un año después de la catástrofe sigue siendo complejo. La comunidad siente un profundo impacto emocional, y las cicatrices de la DANA aún son evidentes.

En Utiel, el primer municipio que sufrió el embate de la DANA, la recuperación presenta un balance mixto. Su alcalde, Ricardo Gabaldón, menciona que aunque la limpieza inicial se abordó con rapidez, la restauración de las infraestructuras ha requerido más tiempo del esperado. Proyectos clave, como la línea C3 de Cercanías y un cuartel de la Guardia Civil, aún están pendientes, lo que agudiza la sensación de incertidumbre en el municipio. “No se trata de volver a la normalidad, hay barrios donde eso sigue siendo un sueño”, agrega Gabaldón, quien reafirma que no se detendrán hasta que se logre la meta de recuperación total.

Este mes trae consigo un peso emocional añadido, al marcar el primer aniversario de la tragedia. La población observa la temporada de lluvias con preocupación. “Actualmente la psicosis y el miedo son palpables”, admite el alcalde, aunque se apresura a decir que afortunadamente, la lluvia reciente no ha generado más problemas.

El alcalde de Utiel es cauteloso al plantear un cronograma para concluir la reconstrucción, sugiriendo que no habrá avances significativos antes de 2027. Mientras tanto, se ha firmado un contrato para limpiar el alcantarillado de la ciudad, una tarea imprescindible para asegurar el bienestar de los habitantes.

En Aldaia, el alcalde Guillermo Luján extiende su preocupación por lo que resta por hacer en su municipio. “Las casas siguen dañadas y algunos comercios no han podido reabrir. La burocracia y el colapso del sistema administrativo han complicado aún más la situación”, lamenta. Sin embargo, señala la necesidad de abordar las obras estructurales para restaurar la tranquilidad de los ciudadanos que viven con el temor constante de nuevas inundaciones. “La implementación de soluciones efectivas para mitigar los riesgos es urgente”, enfatiza.

Catarroja no se queda atrás en su propia lucha por recuperarse. La alcaldesa Lorena Silvent reconoce que, aunque ha sido un año intenso, el miedo persiste en la población cada vez que las nubes oscurecen el cielo. “Estamos en un proceso de duelo colectivo. La recuperación emocional es tan crucial como la física”, subraya, destacando la gama de necesidades que aún requieren atención en la localidad, desde la reparación de infraestructuras hasta pequeños ajustes que podrían facilitar la vida cotidiana. “A pesar de los retos, la vida sigue aquí y debemos asegurarnos de que lo haga”, concluye.

El tejido social y económico ha vuelto a surgir, aunque no sin cambios. La alcaldesa menciona que algunos negocios han cerrado, pero estos han sido reemplazados por nuevas oportunidades comerciales. Aunque se percibe cierto regreso a la normalidad, aún queda mucho camino por recorrer, especialmente en la limpieza de los espacios destruidos.

El consistorio de Catarroja planea llevar a cabo varias iniciativas simbólicas, incluyendo la construcción de un monumento en memoria de los fallecidos y un homenaje a los voluntarios que ayudaron a la comunidad durante la crisis.

En la localidad de Alfafar, su alcalde, Juan Ramón Adsuara, comparte una sensación de normalidad, aunque advierte que el proceso de reconstrucción parece prolongarse indefinidamente. “Podríamos estar esperando hasta 2029 para completarlo”, afirma, señalando que este retraso es resultado de la falta de agilidad en los trámites administrativos necesarios.

Aun así, la reactivación del parque comercial ha mejorado la vida diaria de los ciudadanos. Adsuara también destaca que el miedo por las alertas meteorológicas recientes ha llevado a adoptar medidas de precaución, incluidos planes de emergencia para garantizar que todos estén preparados ante futuros episodios adversos.

En Benetússer, la alcaldesa Eva Sanz menciona que aunque la situación ha mejorado, la recuperación aún está lejos de completarse. La necesidad de más personal técnico para gestionar la incertidumbre financiera de la reconstrucción es crucial, y mientras las obras avanzan, se procura reconstruir con un enfoque más sostenible para prevenir futuros desastres. “Las experiencias vividas nos han enseñado a ser más conscientes de los riesgos. Ahora estamos mejor preparados”, asegura Sanz.

Finalmente, en La Torre, el alcalde pedáneo Rafael Arnal enfatiza el progreso significativo en la reconstrucción, con la esperanza de que las obras se terminen pronto. Sin embargo, no puede evitar mencionar la tristeza que aún embarga a los residentes un año después. “Ese miedo persiste, y no hay un camino fácil para superarlo”, concluye.