El Arzobispado de Valencia defiende una política de "protección constante" en su protocolo del menor.
El Arzobispado de Valencia ha publicado su propio protocolo de prevención y actuación en casos de abusos sexuales. Entre las medidas destacadas, se insta a mantener una política de "puerta cerrada nunca" y también se prohíbe establecer "relaciones preferenciales" o subir a niños a solas en un coche.
El documento, que consta de 103 páginas, destaca la importancia de estas directrices para sacerdotes, docentes y personas implicadas en la pastoral diocesana, ya que brinda orientación en situaciones de abuso sexual de menores. Además, se recalca que tanto la protección de los menores como la prevención de abusos sexuales deben ser una prioridad absoluta para cualquier organización, incluyendo la Iglesia Católica.
En este sentido, se considera esencial la adopción de medidas claras y transparentes, lo cual implica cooperar plenamente con las autoridades civiles y tener políticas efectivas de prevención, denuncia y protección de las víctimas y sanción de los abusadores.
Asimismo, se enfatiza la importancia de brindar apoyo y atención a las víctimas de abuso sexual infantil y adultos vulnerables, asegurando que reciban el tratamiento adecuado para recuperarse del trauma. Solo a través de un compromiso firme con la protección de los menores se podrá garantizar un futuro sin abusos.
Dentro del protocolo, se incluyen prohibiciones y comportamientos específicos. Por ejemplo, está estrictamente prohibido infligir castigos corporales o establecer relaciones sentimentales con menores de edad, lo cual puede resultar en el cese inmediato de la actividad pastoral. También se prohíben conductas inapropiadas, involucrarse en comportamientos ofensivos o sexualmente sugestivos, discriminar a los menores, pedirles que guarden secretos o darles regalos discriminatorios.
Además, se prohíbe poner a un menor en una situación potencialmente peligrosa, así como situarse en una posición de riesgo o ambigüedad, como entrar en vestuarios o baños donde haya menores presentes, compartir habitaciones de hotel o ascender a un menor a solas en un coche.
En caso de acceder a estos espacios, se aconseja que siempre haya al menos dos adultos del mismo sexo presentes. También se invita a los padres a participar activamente en las convivencias, acampadas o viajes. Si es necesario transportar a menores en un coche, se recomienda contar con el consentimiento de los padres y, de ser posible, estar acompañado por otro adulto.
Otras medidas incluyen no quedarse a solas con menores durante períodos prolongados en espacios cerrados y siempre examinar a un menor enfermo o herido en presencia de otro adulto.
Para asegurar una mayor transparencia y visibilidad, se sugiere que las puertas de los despachos tengan cristales transparentes o cristaleras. Asimismo, cuando se necesite hablar en privado con un menor, se debe hacer en un lugar visible y accesible a los demás, manteniendo la puerta abierta o eligiendo un lugar donde otros adultos puedan ser testigos.
En cuanto a las sanciones, el protocolo establece que los responsables eclesiásticos deben actuar en casos de incumplimiento, desde indicaciones o sugerencias de mejora hasta llamadas de atención o alejamiento del ministerio sacerdotal, en función de la gravedad de la situación.
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